mayo 06, 2010
mayo 04, 2010
Siempre que pasa tiene que ver con el viento. Es como si se metiera el aire en el revés de la frente y fuera un aire muy frío y no se curara nunca ni con unciones de menta piperita y mejorana. Ocurre siempre con el viento y no importa donde ocurre. A veces en las salas de espera, en la cola de los cines o en un salón lleno de gente y ojos. Es importante entonces recordar los matices de ese muñeco azul, la distancia indeseable entre el doctor y el monstruo, pero sobre todo fijarse en el muñeco azul, recordarlo pequeño, de plástico, con el peso verde sobre los hombros, ella colgándole ese peso verde y horizontal en los hombros, diciendo: Así no se cabe en las puertas. Diciendo: Así no se puede caminar despacio. Ni recoger una piedra que se haya caído al suelo. Ocurre en días así y es necesario meter dentro de la casa las flores, arrancarles las hojas que ya no van a brotar y luego barrer despacio la tierra derramada.
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