diciembre 04, 2007

"¿Qué puedo hacer si no puedo hacer nada?"

Ahora entiendo el tope de las ventanas, la madera de seguridad entre mi cuerpo y el abismo. Ahora entiendo los carteles de look after your mental health, de la línea nocturna y los samaritanos por si te encuentras frágil que alguien te escuche antes de lanzarte del número quince de la torre Keynes o la Rayleigh, los de mantenimiento entrando al cuarto una vez al mes - aunque estés durmiendo, o vistiéndote, o descalza sentada en la cama - buscando objetos punzantes o cortantes y confiscándote un tenedor y una cuerda de tender. Ahora entiendo. No soy yo. Aquí llora todo el mundo, lloramos encerrados en cuartos de las mismas dimensiones y del mismo verde en las peredes. Lloramos y luego salimos con fuerza a los escasos metros de campus y clases subterráneas y nos cruzamos por los pasillos o a la altura de la lavandería y tenemos siempre mala cara. Ya no nos los decimos, pero al principio nos gustaba preguntarnos: ¿Qué tal? Y alguien optimista: Yo ya veo la luz... Podríamos ir al teatro del pueblo o una tarde al cine en Londres. Ahora ya no lo intentamos. Ahora ya todos sabemos lo que salva y lo que no y lo vacío que se ha quedado todo. A partir de las cuatro de la tarde, cuando está ya tan oscuro, hay una tristeza general que nos cubre los ojos a todos los no nacidos aquí, y se nos nota al andar y vagamos buscando algo con frío y con pérdida y al principio decíamos: Esto es sólo el principio, algo tiene que cambiar. Ahora no decimos nada o decimos, solamente: A lo mejor se arregla todo en primavera.

http://youtube.com/watch?v=mDMLuW9TE7Q

2 comentarios:

Anónimo dijo...

M
"Ahora ya todos sabemos lo que salva" podría ser un hermoso libro que tú deberías empezar a escribir desde esa perspectiva de "los no nacidos ahí". Escríbelo, sumérgete en ese libro que yo casi tengo en mí cabeza que también es un poco la tuya

Anónimo dijo...

Cantan los de Mamá Ladilla algo gracioso:
[...]
Y si has pensado en suicidarte
tengo un consejo sabio que darte:
no precipites tu último día,
vas a morirte, ¿qué te creías?
[...]


Siempre se puede aprender algo de los que nos rodean, aunque sean fantasmas disfrazados con trapos de carne.
Y mientras quede algo por aprender, habrá motivos para sorprenderse.

¡TA-DAAAAAAA!