mayo 20, 2008

Extenuating circumstances


Fotograma de Vivre sa vie (Jean-Luc Godard)


El examen era al principio nada más que una fecha muy de lejos. Luego horas en la Abert Sloman mirando sin ver apuntes incomprensibles sobre hercios y megahercios. Café después de cada comida, la esperanza de recuperar la atención, el interés justo a tiempo, justo antes del día veinte de mayo a las nueve cero cero asiento cientoveinte en el Lecture Hall. Pero te cansa ese inglés físico, los gráficos, la frecuencia de vibración de las cuerdas vocales y te dices: Una siesta breve, nada más. Luego despertar perdida, con miedo de las sombras, con la sensación de que alguien te disparará por la espalda. Caminas descalza la moqueta del pasillo, buscando con la mano las luces, preguntándote si de verdad son ya las ocho de la tarde y golpeas suave, sin oírte, la puerta de la habitación número uno. Él te abre, aburrido también de sus Middle Ages y de lo que quiera que sea en lo que gasta su tiempo - la mesa, la cama, la alfombra, todo lleno de libros. Y se lo dices, así, sin avisarlo, le preguntas, nombras su nombre y le preguntas: ¿Existo? Y él duda un instante, te mira desde arriba, te toca la frente y hace que sí muchas veces con la cabeza. Y entonces insistes: ¿Y tú? ¿Existes tú? Y se queda en silencio, sólo ha hecho quedarse en silencio. Le explicas que desde aquella película te dan miedo ciertos interruptores. Y te quedas un rato tirada en su cama mientras él sigue preguntándose cuánto de él existe y cuánto no. Luego te vas pero no estudias, ya no te importa estudiar, ya sólo te miras las manos buscándote ahí y te arrepientes infinitamente de esos minutos de siesta que te han hecho un agujero, no sabes aún dónde pero sabes que un agujero. Miras a veces hacia atrás, por si hay alguien, por esa sensación de peligro, de balas, de muerte de cerca que no sabes de dónde sale. Y sonríes un poco al preguntarte si una tristeza así, ese vacío, contará en el examen como extenuating circumstances.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bien lo has contado

Anónimo dijo...

De nuevo vine...

Waltz.