La cocina se ha quedado sin nadie. Hay nada más que algún plato de postre con helado ya muy líquido, chocolate reseco, un cenicero francés y algunos vasos de vino a medias. Ella ha quitado la música. Tú has apurado tu vaso y te has ido después de decir: Me voy. Y es verdad que te vas. No sabes cuánto te vas. Quince horas de vuelo. Y ya no estará más 'esa ausencia tuya y voluntaria'. Te vas, ya casi te has ido. Te veo como si ya fuera mañana a las dos de la tarde y no te viera, no pudiera verte. O como memorizándote, no sé. Pero te miro mucho, todos te miramos mucho, y apuras tu vaso y dices: See you tomorrow como si fuera cierto y te vemos caminar por el pasillo de camino a la cama, encogiéndote bajo la chaqueta, mirándote los pies y sin mirar atrás ni siquiera cuando pensamos tan fuerte tu nombre.
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