mayo 03, 2009

Festival

El exceso y la música. Bajo todos los cuerpos, esos miles de cuerpos, los mismos órganos vibrando con la fuerza repetida que mueve los altavoces. Sentirse parte de esa masa que grita y que es joven y es bella y que levanta los brazos. Todos los brazos el mismo brazo, sincronizado y perfecto, la música que nos vibra en los ojos y en los tímpanos hecha carne. La búsqueda. Un instinto tribal y de tambores, alcanzar el éxtasis. Cerrar los ojos y el éxtasis, moverse como se mueve un solo cuerpo y ser todos parte anónima y excesivamente igual de esa masa que respira y que salta y que jadea.

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