como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz, bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.
[...]"
parece recorrerme, buscarme la cerviz, bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.
[...]"
José Ángel Valente. De El temblor
Que te velen la fiebre, el insomnio y la fiebre. Cuando se sueña así se sueña más intenso y crees de verdad que un perro te devora las manos. Sudas como si eso pasara o como si fuera cierto que recorro el camino que hay de mi casa a la tuya y te busco para que me veles la fiebre. Es mentira que recorro ese camino, ni siquiera existe un camino así (no como el del sueño, lleno de sol y delirios y erupciones de asfalto y cielos rosas). Pero en la fiebre era claro, nítido, cada paso que daba, la conciencia de buscarte, la forma en que llamaba a tu timbre (¿2ºC? No recuerdo si en realidad 2ºC, pero se superpone el sueño, la nitidez del sueño y ya no importa si 2ºC o un piso distinto). De fondo sonaba All Alright mientras yo iba a buscarte y Jónsi pronunciando I'm singin' with you, singing in silence. Yo quería explicarte algo así, algo que a lo mejor coincidía exactamente con todas esas sílabas. No lo sé. Tenía fiebre en tu escalera, buscando desde abajo tu balcón y era como si sólo quisiera decirte (la canción demasiado fuerte, vibrando en el tímpano izquierdo, que es un tímpano herido desde anoche) algo así como I'm singin' with you o let's sing into the years. Y ahora escribo como si no supiera que estoy despierta. Como si siguiera recorriendo ese asfalto y buscándote y pensando en que me veles la fiebre o el insomnio. Escribo sin saber qué hora es en la calle o en tu barrio o en tu 2ºC y si no será verdad que he recorrido ese espacio y te he buscado y al otro lado no había nada.
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