junio 08, 2008

Aeropuerto


Tengo frente a mí toda la tristeza que hay en un bar de aeropuerto. Y hay quioscos, y banderas, y no imagino la rutina de los empleados aquí ni me gusta no saber en qué punto del mapa de Europa estoy. Me produce este lugar un sentimiento como el que produce lo aséptico o lo maquinal o lo excesivamente poco humano. Vengo de ti y ahora no concibo el vino en un vaso de plástico, los vigilantes armados, el cordón de seguridad. Dice una de esas pantallas que dieciséis grados en Londres y cielos parcialmente cubiertos. Detrás de mí alguien pronuncia palabras alemanas y una señora de pelo blanco compra un par de calcetines grises duty-free. Me conmueven los verbos en las bocas de los niños. El camarero mira jugar al tenis en una pantalla de plasma. Y no viene nadie. Alguien se mueve un poco, hay cierto ruido de ruedas, pero no viene nadie.

1 comentario:

La paciente nº 24 dijo...

Hoy te llevé en mi maleta: Asonancias, vestidos, libretas, M; una letra. Y la tarde doblada y planchada ¿Mucho más? No mucho más. Un deseo, tal vez, quizás…Te leí en el aeropuerto. Allí. Aquí.