junio 16, 2008

Ha sido el primer sueño dulce en mucho tiempo. El ambiente era el mismo que el de algunas pesadillas, pero no era una pesadilla. Sé que había oscuridad y construcciones verticales y puertas estrechas que daban a lugares de luces tenues donde servían batidos y había serrín en el suelo. Sé que era una ciudad francesa y que me emocionaba la presencia de algunos rostros conocidos. Los abrazaba, nos mirábamos a los ojos de cerca, y era un bar español, demasiado español, en mitad de un país extranjero. Más serrín en los pies y voces muy altas retumbando en un techo bajo, los tubos fluorescentes, un olor a carne y humo. Y entonces una de esas personas a las que quiero y hace tiempo que no veo me decía: Vendremos a verte a partir de ahora todos los fines de semana. Me llenaba de una ilusión nueva, olvidada o desconocida. Y salía con esa ilusión a una calle en cuesta, estrecha, oscura como las calles de algunos malos sueños pero sin que fuera un mal sueño. Entonces lo veía a él, en lo alto de una de esas calles. Montaba una bici como la montan los niños. No viajaba en ella, jugaba con ella. Le divertía pedalear y mirarse los pies, y las manos, y sonreía y me decía hola desde lejos. Me monté en la bici con él, que ya no era más una bici, ahora era una moto que conducía yo. Sentía el calor de sus manos agarrarse a mis dos lados del vientre. Justo ahí, donde tenía un tibio dolor de ovarios toda la noche, él dejaba sus manos y hacía una presión leve, cálida, que me hacía feliz. Y en mi vista las calles, sólo cuestas. El vértigo de bajar, no temer el abismo. Era un sueño oscuro pero sin miedo. Estaban sus manos y estaba llevarlo ahí, agarrado a mí, sentirlo niño, saberlo sonriendo y que de repente me besara la nuca. Con ese tacto en la nuca he despertado. Hacía calor en la habitación y el sol ya daba en la mancha que hay en la moqueta desde que llegué. He querido buscarlo, pero dónde. Y decido conformarme con eso, evocar ese tacto, ese calor, ese beso suave, casi de niño, sobre mí conduciendo en una ciudad hecha de calles cuesta abajo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y que bello que luce todo eso...

Ophelia.