febrero 01, 2009

Weapons of self-destruction

No sé por qué hay pequeños actos que contienen la muerte. Pequeñas cosas conteniéndola, llevándola dentro, implícita, obvia, visible. No sé por qué y yo me doy cuenta de eso en un bar con sofás de cuero y espejos de marco dorado y velas eléctricas y sólo hombres a las cuatro y cuarto de la mañana. Por ejemplo el alcohol, ese exceso de alcohol, esa forma en que bebemos a veces, en que bebimos anoche, vengándonos de algo, con conciencia del veneno, con saña. O el tabaco así como fumamos tabaco a veces, el tabaco y el humo, echarle a alguien muy cerca de la cara el humo, fumarlo así, llevarse cada calada a la boca como quien se lleva la muerte, todo eso que contiene la muerte. En caerse al suelo hay muerte, en las caderas rotas, en cierta lluvia, en algunas personas que conozco, en mear bajo la cámara de seguridad de un aparcamiento, en lo obsceno hay toda esa muerte, en un hombre casi desnudo y con máscara sentado bajo las velas en uno de esos sofás, y en ti explicándome tus drogas, en ti tratando de convencerme de algo sobre la vida mientras yo pienso todo eso de la muerte y dices con tu inglés perfecto, impecable, de haber nacido allí y no haberlo olvidado nunca: Self-destruction, darling, it's all about self-destruction.

No hay comentarios: