marzo 01, 2009

Estás presente. No sé cómo no te he dicho antes lo presente que estás. Aquí, desde que sé que vienes, en toda la materia virtual de esta página. Recuerdo cuando te prohibía la entrada, cuando te pedía que no, por favor, y tú venías, aún así. Y ahora me gusta que estés y sin tus ojos no sé si existiría este lugar. Quería decirte que anoche soñé con la casa. Esa casa a la que ya sólo vas tú. Escucho La primera ópera envasada al vacío y es como estar otra vez en la casa. Aunque en realidad no me quito de la cabeza un día en que estábamos los cuatro, en la cocina como siempre, como casi todas las veces los cuatro. La radio estaba puesta y se oía ruido de platos en el patio de luces. Adoro esa cocina sin luz, esa manera tuya de organizar las cosas, de medir a puñados la comida, de saber hacerlo bien, y los cuatro en la cocina pequeña, con todo ese tiempo que pasábamos allí. Escucho La primera ópera envasada al vacío aunque no pertenezca a ese lugar. En realidad escucho ese disco porque me lleva a ti y a lo que quedó del piso y la cocina y de aquel día y de días como ese. Porque me lleva a la calle Amberes y vistas a la luz y un año más o menos en calma, aunque nos veíamos poco, y soñábamos con Toulouse, y tú llorabas a veces con frío en un banco de enfrente de la facultad. No. Es mentira la calma de ese año. Es sólo la memoria. Sin embargo la cocina es cierta, esa mañana es cierta (aunque tú la hayas olvidado). Y él dijo: "Tenemos que poner Mother porque es el día de las madres." Él, siempre tuyo, los rituales y él. Y sonó Mother en la cocina mientras tú medías algo a puñados o fregabas tazas sucias de té. Recuerdo luminoso ese día. No sé de dónde veníamos ni lo que hicimos luego, pero he soñado que estábamos, otra vez, los cuatro en esa casa a la que ya sólo vas tú. Yo ya nunca voy a la casa. La noto hueca o llena de agujeros. Me confunde la casa. Han cambiado la disposición de las camas y las últimas veces me he sentido una intrusa. Las últimas veces han sido distintas y no he sabido caminar a oscuras el pasillo que tantas veces caminé a oscuras. Él sigue ahí, pero apenas voy a verlo porque a veces me entristece la casa. Pero he soñado con ella. Y he querido decírtelo. Y explicarte lo presente que estás, y que a lo mejor cuando me leas no lo entiendes, no recuerdas, no sabes cómo de fuerte cantaba Lennon Mother y nosotros decíamos sin nostalgia: But I never had you... Pero sí. Estabas. Y c'est pour toi.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Merci bien.