abril 24, 2009

The girl with the thorn in her side


Es verdad que existen espinas en un costado. En el costado izquierdo (no sé por qué la mía está ahí) y tiene tu olor y siento ahora que no se me olvidará nunca que lo último que dijiste fue que no sabías qué decir (y luego te vi bajar corriendo la escalera y esperé a que salieras del todo para empezar a darme cuenta de lo que pasaba). Nunca vi en una persona tan grande (tus manos enormes, tu pecho enorme) una tristeza así. Ahora no sirve de nada la lista de puntos a recordar para no dejarse caer que me hice cuando volví y cuando pensaba que tú volverías conmigo. Leo sin convicción: Punto número 1) Existe Tiergarten y el sol sobre la mejilla izquierda. 2) El perfil perfecto de un joven con gafas en Alexanderplatz. 3) La luz en las ventanas de Christinenstraβe. 4) Kann ich helfen? 5) Las bombillas en la terraza del Gorky Park. Y así hasta diez puntos que ya no sirven de nada porque los escribí un poco para ti que ya no estás y que me aseguras que no volverás a estar, me lo dices hasta que te quedas sin palabras y dices: Me voy porque no sé qué decir. Así te vas. Creo que eres la primera persona en mi vida que se va así. Creo que la espina ha nacido por eso. Y que por eso también me ha acudido la fiebre. Ahora todo significa lo mismo y que te alejas y que esta vez no te veré volver. No me ha dado tiempo a contarte que te traje de ese lugar de aromas una bolsita de especias ni que escribí veintidós páginas explicando tus manos, describiendo cada uno de los movimientos de tus manos y lo que haces con ellas y cómo nunca había visto a nadie tocar la vida así, manipular los objetos, lo tangible, de esa manera en la que tú lo haces. No me ha dado tiempo a nada y cuando he querido detenerte eran ya nada más que tus pasos por toda la calle. Sin vida la calle un jueves a las dos de la mañana. Y no voy a detenerte. Pienso nada más que en mi dolor de costado y sacarlo y hacer como que no es mío y exponerlo aquí es una solución fácil, temporal, que ayuda mucho a sobrellevar la noche. La primera noche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida M;

Seguramente me he perdido de mucho. Pero nunca olvido el día en que buscaba un paragüas y te encontré. Cómo podría. Te buscaba en la universidad ¿recuerdas?. De a poco voy a leer lo extraviado. Espero no importe. Ya nó supe más de vos, pero vuelvo. Ya sé que no importa mucho eso de volver si se trata de extraños...pero igual, M, vuelvo a leerte.

Un saludo de este lado del muro.

Waltz.