junio 21, 2010

Misty


El mundo distinto que hay debajo de las camas. Se ha caído la caja, ha rodado circular en el suelo y se ha detenido en esa porción inalcanzable de debajo de la cama. Alargar el brazo y no, tener que entrar y entonces comprender el mundo distinto que hay debajo de las camas. O en ese lado de los sitios en el que nunca estamos. El interior de un coche mientras alguien lava ese coche. El jabón llenando de blanco los cristales, no ver, y tú controlando el volumen de una canción de Mogwai sonando contra el agua a presión que cae en la forma opuesta de la lluvia. Encontrar perfecta la canción contra el agua y entornando los ojos convencerte de que esas dos siluetas que se intuyen más allá de lo blanco son dos caballos perdidos recorriendo justo el centro de la carretera. Ver con claridad su cuerpo mamífero, adivinarlo aunque te ciegue el jabón, mirarlos pasar tranquilos, disolverse a ratos y luego volver, moverse lentos pero con la fuerza con la que se mueve un caballo. Entonces la claridad. Verla entrar, preguntarle: ¿Has visto eso? Y ella: Pero si ahí no hay nada.

2 comentarios:

Gustavo dijo...

Enhorabuena.

Anónimo dijo...

Oh là là, qué colorido.