agosto 08, 2006

Feliz cumpleaños (o How I wish...)

No voy a decírtelo. Sabemos que existen algunas llamadas prohibidas. No voy a decírtelo, pero feliz cumpleaños. Te imagino en tu cuarto pequeño y amarillo. No puedo llamarte. Ni una postal, ni una de esas, nuestras cartas. No puedo. Y lo sabemos. Tus cuatro paredes y una botella de vodka, quizá. En Inglaterra no querían venderme alcohol. Será que tienes razón y soy pequeña. Hoy como nunca. He puesto el último CD que hiciste para mí. En realidad no buscaba más que a Pink Floyd, pero me topé con tantas tardes en una sola pista que he tenido que escucharlo despacio. En realidad, te imagino llorando. Pero no hablemos ahora de eso. No hablemos. Ya no se puede. Tiene que ser extraño cumplir los veintiuno hoy (imagino, desde mis dieciocho). Tiene que serlo, supongo, pero no hablemos de todo eso. Sólo quería decirte feliz cumpleaños y que puse el CD y tu letra verde (Música ya no tan cíclica) y mejor no hablamos ahora, aquí, de lo que ha venido después. Tú ya me entiendes, aunque no me leas. Me escuchas, me adivinas. Rien de rien. Sólo quería decirte, sin nada más, que ojalá tengas de verdad un feliz cumpleaños. Y que no llores por el año en el Líbano, por los planes de almohada, por todo lo que ya hemos llorado.

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