agosto 06, 2008

Quedarse

Ahora ya no es ese lugar con agua que tenías entonces. Ahora es un sexto piso con vistas al cemento y calor en las ventanas. Ahora es tu habitación azul, las luces, Le Chat Noir coronando el salón. Te digo que tus espacios se parecen mucho a los míos. Jugamos a hacer memoria. A veces duele hacer memoria y nos callamos un rato mirando fijamente el té. A veces dices lo siento y yo no te miro, ni me atrevo a tocarte. Otras veces no duele y recordamos la playa, una canción, muchos días de agua que nos parecen todos verano desde este agosto. Por la mañana es ya como si no hubiera pasado el tiempo, como si el nombre del periódico en el que ahora escribes fuera el mismo de antes, como si aún leyeras el libro que leías aquel verano, ese verano de lejos, de los primeros dos mil. Destierro el sonido de despertador de lo que estoy soñando - y estoy soñando contigo. Sé que es a ti a quien tiene que despertar. Oigo el ruido de ducha, el ruido de café, de vestirte a mi lado y oler a nuevo y a limpio. Te oigo llamar a la redacción y decir en voz baja que llegas tarde, te oigo besarme un hombro, te oigo decir: Quédate si quieres. Yo no abro los ojos. Me muerdo algo por dentro y te oigo irte, cerrar sin ruido la puerta, oigo llegar el ascensor. Entonces me levanto. Recorro descalza la totalidad de tus espacios. Toco las paredes, su color, busco fotos de entonces y es así como te recuerdo. No me gustan tus libros. Me apetece algo de música, pero tampoco me gusta tu música. Bebo un café distraída, tras haber mirado mucho dentro de tu frigo, tus armarios. Se me ocurre una nota, pero no. En lugar de eso pienso en "quedarse", hasta dónde los límites de "quedarse", de ese "quédate si quieres", o "te puedes quedar". Hasta dónde. Me pregunto si hasta que salgas de la redacción, me pregunto si hasta la cena, o si otra noche, o si quedarse significa de verdad quedarse. Me imagino quedándome mientras recojo mis cosas. Me pregunto qué significa quedarse, dónde acaba ese quedarse, mientras apuro el café, mientras me ducho en la ducha en que tú te has duchado, mientras guardo en el bolso los libros, mientras camino bajo estos grados centígrados a la estación, y entonces entiendo que el sustantivo "estación" es el extremo opuesto del verbo "quédate".

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