Hoy hace exactamente un mes que comenzó tu silencio, un silencio nuevo, sin precedentes. Me entretengo las manos para no buscarte. He paseado, sin querer, por los breves sitios en los que nos conocimos. No hacía frío hoy, era como el mes de abril un miércoles por la tarde de enero. Me entretengo las manos, les busco algo que hacer, me las guardo en los bolsillos para no buscarte. Y de repente descubro que existe Jonas Bendiksen, que ese hombre mira con filtros y lentes que no entiendo, que ese hombre tiene 32 años y ve mariposas blancas junto a una nave espacial. Y lo encuentra, no sé qué hay pero él lo encuentra. Y yo miro sus fotos como si las miraras tú, preguntándome cómo las mirarías y apretándome las manos por debajo del abrigo, que me cuelga de un brazo. Me quedo ahí, en un noruego llamado Bendiksen y las mariposas blancas y los satélites y desespero por no poder contártelo, porque hace un mes que guardas un silencio nuevo, distinto a todos los silencios, que yo no sé cómo interpretar y que enloquezco, enloquecen las manos deseando contarte, o llevarte a verlo, enseñarte esas fotos o contártelas y explicarte algo que sin tus oídos no sé cómo explicar.
1 comentario:
Envidio esos oídos. Y besaría esa necesidad desdesperada y tuya de describir la vida. Hazlo en una novela o en este mismo blog.
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