Hoy recibí sin querer una foto tuya en Estocolmo. La ciudad no es tan bonita y tú aún usas ese peinado con el que prometiste acabar. Ha sido extraño verte, saber que existe y que aún paseas tu rostro de belleza intacta por países del norte. En la foto se ve que aún tienes manos pequeñas, que tu boca un día supo nombrarme, que mi idioma en ti no significa nada. He visto muchas cosas en esa foto. Aún me cuesta distinguir si tienes abiertos los ojos o no. Te recuerdo diciendo, a la altura de la almohada: Abiertos. Recuerdo una sábana azul y tardes sin horas. Me gustan las camas mientras llueve, me gustaba verte latir desnudo. Puede que aún me guste. Pero tú hoy duermes en un lugar de Suecia o de más lejos, no lo sé. Me prohíbo una postal, una foto del sur o mis espacios y en el dorso escrito algo así como: 24 de Abril, and I'm running out of patience. Me prohíbo. En lugar de eso, salgo por bares hasta tarde. Escondemos cartones con alcohol detrás de un lavabo y rellenamos gratuitamente botellas de cocacola. Me prohíbo una postal. No le digo a nadie tu nombre. Deseo que dure siempre este abril, temo aviones de vuelta y me sorprendo, aún, si recibo a estas horas, aquí que apenas eres, una foto tuya en Estocolmo.
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