septiembre 13, 2006

Espejos


Esta mañana, por fin, has despertado. Porque estabas en otra parte. Sí, es verdad, eras tú la que contestaba al teléfono entre bostezos, la que se quedaba dormida entre línea y línea, la que había olvidado escribir, leer rápido, comer bien. Eras tú la que dormía diez horas por noche (aunque no haya noches tan largas). Eras tú la que se tocaba los ojos miopes sin ganas de estirar el brazo para ponerse las gafas, pero no estabas ahí. Y sabes que no estabas ahí. Por eso hoy, has despertado. Has ido al baño y se te ha ocurrido acercarte al espejo, porque te sentías más despierta y querías mirar si se te habían hecho más grandes los ojos. Y has desconfiado. Hacía ya tanto que andabas dormida que te habías acostumbrado un poco a estar así, así que cómo ibas a reconocerte ahora, mirándote con los ojos grandes, del todo abiertos, en un espejo tan de cerca, un espejo que hacía días que no usabas. Y has pegado tu nariz a tu nariz y has entornado los párpados para ver si eras de fiar, y después te has mordido el labio y te has arreglado un poco el pelo porque te has dado cuenta de que esta vez era verdad, estabas, estabas ahí. Así que has querido saludarte: Hola, Marisa. Te has dicho en voz alta, y te has sonreído, que es tu única forma de saludar. Y entonces no has sabido bien si tenías que darte dos besos o darte la mano. Nunca se te dieron bien las formalidades. Así que, simplemente, has decidido quedarte ahí, y pensar: Sí, he despertado. Has despertado. Buenos días, Marisa. Y te ha hecho gracia tu nombre en tu boca, porque de repente de nuevo lo decías tú. Te has tapado los ojos agachando un poco la frente, la cabeza, porque la frente no se agacha, va todo junto. Entonces te has reído y has pensado que quizá hubieras vuelto para todo, incluso para recordar cómo escribir si es que algún día supiste hacerlo. Y te has colado horas y horas en ti, decidiendo que por fin, ibas a intentarlo. Terminas y no dejas de volver a la primera línea, y tratas de recordar tu imagen en el espejo, y tu propia mano consolándote el rostro. En fin… mañana lo intentaremos de nuevo.

1 comentario:

Miguel Relax dijo...

Buenos días, Marisa! Me encanta tu blog, lo seguiré de cerca :)