Consiste en desear siempre lo "del lado de allá." Nada más que eso. Que alguien te diga, con más inocencia que malicia: Tú no puedes estar contenta nunca, y tú explicando una historia de un cuadro de ajedrez y una cocina llena de idiomas y de gente. Y alguien diciendo: Tú no puedes estar contenta nunca. Y te da pesar oír eso, aunque hagas como que no oyes, aunque no mires, aunque sigas moviendo las manos y hablando en voz baja a quien te escucha. Te das cuenta de que aquí no hay las playas que te prometieron, de que El perseguidor, porque él te dice mirándote en el pasillo cuando te ve entrar tan pronto, con el maquillaje intacto y el bolso a ras del suelo: Persigues algo que no existe. Tan solo dice eso y vuelve a su cuarto. Tú te secas una lágrima mientras se te hacen borrosos los pies y entras en la cama sola y contra las sábanas te palpita algo feroz por dentro, algo que te dice, más que te dice pregunta, aburrido o cansado: ¿Tampoco aquí?
1 comentario:
Welcome back Eme.
Waltz.
Publicar un comentario